Desde el momento en que se piensa en la selección de un e-liquid para el consumo personal, cada uno tiene en su mente una serie de posibilidades dentro de una gama de preferencias que se orientan en ese marco de grupos de sabor, en los cuales estará el gran ganador, una referencia que contenga ese volumen de vapor, ese tono y esa característica de permanencia que cada cual prefiere.
 
Ahora bien, ese sabor que uno elige, que en ocasiones resulta ser el favorito, el que mezcla o usa puro, presenta con frecuencia algunos cambios perceptibles con mayor facilidad en sus más fieles o asiduos compradores; pequeñas diferencias en el tono, en la mezcla de sabores, en el golpe de garganta y de manera especial en la dulzura y fortaleza de los componentes.

 
En efecto, los sabores pueden experimentar algunos cambios sensibles a los sentidos de sus fieles usuarios, un cambio al que muchos le han atribuido el término un tanto romántico y enológico de “maduración”.
 
La maduración como tal, es un proceso que se hace presente en la fermentación de alcoholes, vinos y otros componentes que asumen taninos, aromas y sabores propios del envase donde este proceso de fermentación se hace posible, así entonces, estos contenidos de alcohol adquieren tonos de aroma y sabor de maderas, flores, frutas y otros elementos propios de la estructura del envase mismo, algo que, al final de cuentas no es posible adicionar a preparados de glicerina, el compuesto fundamental de los e-liquid que hoy conocemos.
 
Los saborizantes y aromatizantes que se hoy utilizan para la elaboración de e-liquids, permiten, con el paso del tiempo, que algunos olores, con énfasis en los frutales y los dulces aumentan su tono en la medida en que se oxidan, en especial ante la presencia de cantidades determinadas de nicotina, que en proporción a la misma será mayor o menor su cambio, tanto en lo sensible al olfato y al sabor, como en el color mismo de la mezcla como tal.
 
La maduración se genera en la fermentación, en los e-liquid no existe este proceso como tal, sólo existe un leve fenómeno de oxidación que puede variar un tanto la percepción del sabor en la presencia de nicotina en lapsos de 15 a 22 días en la oscuridad e incluso en tiempos menores ante la presencia de luz solar.
 
Si su interés es el de aumentar el tono de su esencia, simplemente guárdela un par de semanas en un envase oscuro y sentirá un importante cambio perceptivo al usarla, pero no se engañe utilizando maderas finas u otros componentes que no generan en este compuesto ninguna reacción y que por el contrario pueden adicionar elementos químicos que sólo van a deteriorar su equipo de vapeo.
 
Goce los sabores, descubra sus mezclas y vapea para ser feliz, esa es la meta.

Arturo Londoño
VaporHills